Un suspiro, un susurro del misterio de la vida en nuestros oídos, una llave maestra en el pensamiento que nos da impulso; una fracción de segundo en la cual podemos soñar despiertos y tomar el hermoso desafío de la vida en nuestras manos. Cada uno de nosotros momento a momento estamos llenos de ideas, visiones, compresiones y decisiones, somos creadores, ayudantes y auxiliares que diseñamos junto al Gran Espíritu (con y en él) como una gran familia, un solo corazón.
Solo una verdadera decisión marca la diferencia de creer y comprender que lo que estamos haciendo tiene un buen sentido, no solo por nosotros sino por cada una de nuestras relaciones, que nos conectan y nos nutren con la totalidad. Cuando todo en el fluir de la existencia está de acuerdo, un sentimiento súbito de alegría, de esperanza de un gran “SI” nos hace florecer, es síntoma de que estamos escuchando con el corazón o viendo con los verdaderos ojos del alma. Cada una de nuestras vidas es de vital importancia en este gran juego, todos nuestros actos están entrelazados como un engranaje que mueve hacia todas las direcciones en el tiempo y en el espacio están conectadas entre sí, nada está suelto, absolutamente nada, todo acto, toda decisión por más simple que parezca repercutirá como un gran eco en la constante evolución.
Está en nuestras manos el poder, el poder de estar tal y cual soñamos cada día, el poder que tiene no sólo el rezar sino además el valor de construir cada instante nuestros sueños, rezos e ideales. El adentrarnos a involucrarse cada uno consigo mismo, con su propio sueño, requiere de mucha valentía, coraje, de capacidad de amar profundamente aquello que nos da el aliento y saber agradecerlo.
Cuando el entendimiento que proviene del Espíritu traspasa los límites de lo conocido y nos aventuramos a tomar la decisión de dejarlo pasar por nuestro ser, nos revitalizamos de una energía poderosa que nos impulsa a hacer lo correcto y digo lo correcto en sentido universal, no lo que creemos entender por correcto en sentido mental, muchas veces lo correcto requiere dejar muchas cosas de las que queremos o quisiéramos que fuesen de una u otra manera. Lo correcto de revindicar el verdadero sentido que tienen nuestras vidas puestas en este escenario de la vida. HACER nuestros propósitos, de CONTINUAR el sueño de nuestros antepasados, de CREAR lo que el fuego, la tierra, el aire, el agua, nuestros primeros abuelitos nos enviaron por misión, el ver y despertar para saber volver a nuestra casa original.
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